
«En Uruguay, como en toda Latinoamérica, estamos frente a la necesidad imperiosa de mejorar la productividad de las empresas, y más aún de las micro, pequeñas y medianas”.
Álvaro Sorondo
“Estamos frente a la necesidad imperiosa de mejorar la productividad de las empresas, y más aún de las micro, pequeñas y medianas”, afirma Álvaro Sorondo, socio-director de MODUM, quien se basa en estudios internacionales y, en particular en una investigación a nivel nacional de 180 empresas, para concluir además que “la formación de las personas, en especial del empresario de las Mipymes, es de gran ayuda para esa necesaria mejora de la productividad”.
Existen claras evidencias que “la formación en Gestión tiene un impacto positivo en la productividad”, agrega el Ingeniero Industrial, Máster en Administración de Empresas y diplomado en Gestión Estratégica en Innovación y Políticas Tecnológicas.
Reconoce que, ante la falta de recursos, las Mipymes deben poder acceder a la formación y capacitación mediante apoyos externos. “Es muy importante que existan ciertos subsidios temporales y que se encaren como parte de las políticas de desarrollo del país”, indica.
“La formación en Gestión del empresario ayuda a mejorar la gestión de su propia empresa, lo que aumenta su productividad, y eso finalmente se traduce en mayor competitividad a nivel país”.
Productividad
Las empresas siempre buscan mejorar su competitividad, en particular las Mipymes que desean desarrollarse, crecer, consolidarse y hacerse de una cartera importante de clientes.
“Por supuesto que eso pasa por vender más, tener más clientes. Pero hay un aspecto que es sumamente importante y es la productividad, relacionada con la producción pero no equivalente”, dice Álvaro Sorondo.
En otras palabras, uno puede crecer, sumar más productos para la comercialización, y pensar que le va mejor por esas razones. “Pero en realidad eso puede ser peligroso si no se miden los recursos que se utilizan para tal producción. Ese cociente tan importante es la productividad. Si produzco más, pero realizo un uso ineficiente de mis recursos -humanos, inversión, equipamiento, instalaciones, insumos- al pasar raya resulta que no vale la pena. Y prestaría especial atención al recurso tiempo, tanto del empresario y de las personas que trabajan con él, porque es uno de los que más pesa en los costos. A muchos les pasa que trabajan, trabajan, trabajan, y lo que le queda al final del día no compensa el esfuerzo que realizan”.
Como empresario, además de buscar el crecimiento, debo estar siempre viendo cómo mejorar la productividad. Debo asegurarme de que el crecimiento que se logre no sea a costa de una menor productividad, resume el ingeniero.
Capacitación
Ante los avances del conocimiento y de la tecnología, para las Mipymes “es muy riesgoso no capacitarse porque se puede perder la fuente de ingreso. Quien no se forma va quedando atrás, porque puede pasar que lo que hace ya no tenga valor”.
En la medida que se está más capacitado, más formado, al momento de producir, de desarrollar un servicio, de fabricar un producto o de dirigir una empresa, por más chica que sea, se logra hacerlo en forma más productiva. “Realizo las tareas en menos tiempo, y aprovecho mejor los recursos y las tecnologías disponibles. En definitiva, termino siendo más productivo”.
A todo eso se suma que Uruguay, como todo Latinoamérica, tiene un problema de productividad, consecuencia de sus debilidades en la formación y capacitación. A medida que se va adquiriendo más conocimiento, es posible cambiar la forma de resolver problemas y de facilitar las soluciones.
¿Por qué insisto en el tema de la productividad?, se pregunta Álvaro Sorondo y responde con datos y cifras.
Una publicación de Cepal (Agosto 2020), que en realidad habla de las problemáticas de las empresas de cara a la pandemia, también muestra otros datos como la Productividad Laboral de América Latina (27 países) comparada con la de Estados Unidos, país que se toma como referencia porque está entre los primeros en mayor productividad.
“Lo que se observa es preocupante. La productividad laboral promedio en los países de América Latina pasó del 36,6% de la de EEUU en 1980 al 20% en 2020. Para explicarlo mejor: si esos datos fueran, por ejemplo, del sector de la construcción, equivaldría a decir que en 1980, mientras una persona en Estados Unidos ponía 100 ladrillos, un uruguayo ponía 36,6. Pero lo que alarma más es que esa proporción se redujo aún más. Si siguiéramos con ese ejemplo, actualmente un latinoamericano pone 20 ladrillos por cada 100 de un estadounidense”.
América Latina toda tiene un problema de productividad, y en particular, de la productividad en su mano de obra.
¿Es un problema de las grandes empresas? “Según ese estudio de Cepal, cuanto más pequeña es la empresa menor es la productividad, en comparación con las grandes empresas de sus países. Nuestras microempresas tienen un 6% de productividad comparadas con nuestras grandes organizaciones. Demuestra que cuando se habla que Uruguay tiene un problema de productividad es absolutamente cierto”.
El problema es que justamente la productividad es uno de los principales factores que afecta a la competitividad del Uruguay.
La productividad es el factor que más pesa en la competitividad de una empresa o país. Por lo tanto, existe un problema a nivel nacional. “Y es lógico: los resultados de un país dependen en buena medida en los resultados de sus empresas y de su fuerza laboral”.
¿Cómo se mejora esa productividad? Será el tema central en una siguiente entrega de nuestro Blog.
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